martes, 6 de febrero de 2018

La piratería editorial

La piratería editorial es un fenómeno global que afecta a creadores de contenido y editores. A pesar de ocasionar importantes daños al sector, en España goza de amplia aceptación.

La opinión de los afectados oscila entre la resignación de ser pirateado y el consuelo de que el producto sea un éxito, y una industria que se muestra impotente ante unas pérdidas que considera millonarias.

El pasado 30 de enero, uno de los principales espacios divulgativos literarios de la televisión como es Página 2 emitió un reportaje en el que pudimos conocer distintas posturas sobre este problema y en el que explicamos cómo proponemos afrontar desde Lektu este fenómeno de una manera ética para lectores y editores.



En la emisión del pasado martes, Alejo Cuervo, editor de Gigamesh y fundador de Lektu, se posiciona claramente en contra de la implantación de un canon: «La historia ha demostrado que no funciona como medida disuasoria».

Según la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, en España se hicieron 374 millones de descargas ilegales de libros en el año 2016. En Página 2 señalan que esto correspondería a 8 libros descargados por cada español, incluyendo a los recién nacidos.

El editor opina que «son números muy sospechosos, sobre todo por quien los emite, que es una parte implicada en el proceso». Si las pérdidas alcanzaran las cifras que se indican, las ventas legales también tendrían que ser mucho más altas. Y, de momento, no lo son.


UNA VISIÓN PROPIA

¿Cuál es nuestra posición? Queremos que los ebooks se puedan adquirir legalmente de forma sencilla y accesible. Y, entre otras medidas, nos posicionamos en contra del DRM.

La tecnología detrás del DRM genera innumerables trabas al comprador para poder disfrutar del contenido adquirido, y supone también una intrusión en la privacidad del usuario. Si quieres saber más puedes leer un artículo de nuestro blog.




ALTERNATIVAS

En Lektu ofrecemos como opción el watermarking. Es una técnica que inserta marcas visibles e invisibles en el documento que permiten saber quién y dónde lo ha comprado. Su objetivo principal es disuasorio: es posible que el comprador sea más reticente a compartir «libremente» un archivo que incorpora datos personales.

Las marcas de agua son baratas, sencillas y, sobre todo, no intrusivas. Y el archivo sigue siendo 100% compatible con todos los dispositivos.




UN CASO REAL

Recientemente en Lektu hemos detectado que el libro Transcrepuscular, de Emilio Bueso, aparecía en varias páginas “piratas”. Al descargar el fichero, se observa que conserva los datos del comprador original.

¿Qué hacemos ahora? ¿Tomamos acciones legales? El «delito» no es demostrable, y ni siquiera puede presuponerse existencia de lucro. La única opción que vemos es «educar al consumidor», hacerle ver que es reprobable. Si Internet elimina barreras entre creadores y consumidores, estos deben ser muy conscientes de las obligaciones que adquieren con los creadores de las obras que disfrutan.

Nos gustaría conocer vuestra opinión como lectores digitales y usuarios de Lektu: ¿qué medidas tomaríais contra la piratería? ¿Consideraríais lícito revelar la identidad de los infractores?


#PirateríaEditorial


Lali Rico